¡Mamá yo puedo!
Esta es la frase aterradora que muchas mamás no quieren llegar a escuchar, ya que a pesar del agotamiento acumulado, por la atención continua a sus hijos, confirma que nuestro “bebé” ya creció.
A pesar de esto, debemos fomentar la independencia de nuestros niños y niñas para que ganen confianza en ellos mismos, al ver que pueden resolver muchas situaciones por sí solos.
Es a partir del año cuando los niños adquieren muchas habilidades que les permiten ser más activos, con las otras personas y con su entorno. En este momento, de manera natural, van a querer ser más independientes, les va a costar aceptar la ayuda del adulto y, por lo tanto, tenemos que asumir que nuestro papel como mamás será acompañarles y darles oportunidades para que pongan a prueba y desarrollen su autonomía.
¿Cómo les damos estas oportunidades?
Fomentando hábitos en nuestros niños que puedan desarrollar por sí solos. Como los hábitos se repiten, los niños pueden practicarlos a diario y mejorar sus habilidades, su confianza, seguridad y autoestima. Las oportunidades pueden ser pequeñas tareas relacionadas con la higiene (lavarse las manos o los dientes), la alimentación (preparar la mesa, comer solo o recoger los platos sucios), el orden (ordenar sus juegos o su habitación), el vestido (elegir ropa, ponérsela o quitársela y llevarla al cubo de ropa sucia).
¿Qué debemos tener en cuenta?
1-. Las características individuales de cada niño, su edad y ritmo de desarrollo, de manera que propongamos o acompañemos tareas que estén a su alcance pero que le resulten retadoras. A partir del primer año podemos fomentar la autonomía con la exploración del espacio y de los objetos que usan para alimentarse y para la higiene. En el segundo año podemos fomentar el orden y el uso de los utensilios que exploró (que ordene juguetes, que se seque el cuerpo, que coma solo, entre otras). En el tercer año podemos pedirle que use los objetos adecuadamente y cumpliendo su fin (cepillarse los dientes, enjabonarse, vestirse y muchas otras cosas).
2-. Darles tiempo. Cada niño tiene su ritmo y tenemos que darles el tiempo suficiente para que pueda completar la acción, evitando acabar la tarea nosotros; de lo contrario nuestro niño se frustrará y estará más pendiente de acabar las cosas que de hacerlas bien. Además pensará que no puede hacer nada bien sin ayuda de mamá.
3-. Intereses. Muchas veces nuestros niños tienen mucha iniciativa en el tema de vestirse o bañarse solos, pero no a la hora de ordenar los juguetes. En lugar de centrarnos en aquello que les cuesta, debemos aprovechar su interés en otras tareas para que sean independientes en aquellas que no les interesan tanto.
4-. Reforzar positivamente la acción, no tanto el resultado. Debemos valorar el interés del niño por querer hacer las cosas solo y también sus intentos por hacerlas bien, más que valorar que realmente le salga bien a la primera o le quede perfecto.
Una experiencia a compartir. Preparando mi mochila.
Hago mi maleta (imprimible gratis) – Packing my bag (free printable)